lunes, 16 de agosto de 2010

Reloj (historia verídica)

Hubo una época en la que podíamos hacer parar el reloj y las horas no pasaban. También hubo otra época en donde parecía que lo acelerábamos y se iba casi sin darnos cuenta.
Hoy no sabemos si es mejor que las horas vuelen o que el tiempo se detenga. Por eso, una noche cualquiera antes de la cena cuando vimos al señor del tiempo girar al revés, lejos de urgentemente ponerlo a marchar como debiera, nos matamos de la risa y lo dejamos seguir así, evadiendo el dictamen normal de ir siempre para la derecha.
Es que comprendimos que cuando las horas parecían detenerse era bueno y que cuando el tiempo se nos escapaba de las manos también era bueno, pero ahora que marcha al revés, entendemos que los momentos además de ser buenos pueden también ser mágicos.
Nos encanta pasar en frente y asegurarnos de que sigue marchando al revés, como si quisiera decirnos algo. Nos gusta su rebeldía en medio de tanta normalidad. Disfrutamos verlo atrasar con la idea absurda de que el tiempo no se consume hacia delante. Es que nos evoca una sensación de eternidad por la cual después de hoy puede mágicamente venir ayer y no mañana.

2 comentarios:

  1. ese reloj!!! ese reloj les va a mostrar que cuando el tiempo pase y no se acuerden porque están juntos... pueden volver atras y volver a elegirse!!!

    ResponderEliminar
  2. Marina: éste me gusta mucho.

    El tiempo es un gran inspirador para los poetas, si aquel supiera que la mayoría de ellos escribe un verso para matarlo, no los animaba tanto.

    ResponderEliminar