miércoles, 5 de mayo de 2010

Cortázar y una tostadora

Estamos conectadas por una tostadora y un libro de Cortázar. A mí me siguen asustando las tostadas cuando saltan aún cuando sé de antemano que van a saltar, me asustan y 3 segundos después me da una gracia casi absurda. Vos resucitás la tostadora como si volver a poner el pan a tostar fuera una manera de decir que has superado una etapa de la vida. Todo esto sucede en locaciones diferentes, pero mágicamente en simultáneo.
Llegó a mis manos otra vez un libro de Cortázar que ya supe perder en otras vidas. Este libro que a mí me evoca un tiempo de adolescencia ya perdido, y que a vos te evoca algún posible cambio de un destino que ya se pronunció. Todo esto sucede en locaciones diferentes, pero mágicamente en simultáneo.
Y tal cual La Maga y Oliveira cuando jugando a desencontrarse se encontraban, nosotras por algún misterio nos encontramos en las trivialidades de una tostadora y de un libro de Cortázar.
Sonrío con gratitud, con la felicidad de saber que algunas personas estamos conectadas, más allá de cualquier realidad palpable, evidenciando una ficción que parecería inventada pero que es real.
¡Cortázar y una tostadora!. En dos lugares diferentes pero en simultáneo. Ya lo dije hace unos días, el suelo contiene aunque nadie lo sepa, el suelo contiene aunque nadie se siente conmigo hoy y la mística de algunas almas que supieron encontrarse en este mundo pueden simplemente conectarse por dos cosas tan triviales como una tostadora y un libro de Cortázar.